Ambos eran dos burbujas. El se tomaba el 135. Ella el 146.
Se conocieron en la parada del colectivo. A ella le costaba subirse al transporte, como era burbuja los demás pasajeros tenían que empujarla para que entre. Lo mismo a él. Debió ser por eso que se eligieron.
Así comenzó su historia. Salían a pasear por los parques de noche. Se tiraban en el pasto y observaban las estrellas.
A veces cocinaban tarta de queso gruyere o alcauciles al aceite. Él le preparaba los más ricos capuchinos.
Escuchaban la canción “Una burbuja como vos” la letra decía: “....porque después de tanta violencia todos necesitamos un poco de amor que bueno que ese amor me lo des vos.....solo quiero sexo y rock and roll.....” y así seguía.
Una vez pasearon por la reserva ecológica y casi un animalito chiquito que parece una rata con pinches termina con sus vidas. Ellos tenían un problema.....ambos creían que si algo los pinchaba se morían. Tal vez por esto solo se tomaban de las manos. Ya que si se querían abrazar rebotaban por los aires. Pero había veces que lo hacían como diversión.
Ya una noche de desesperación él le dijo:- no aguanto más quiero que seas mi chuletas.
A lo que ella respondió:- y vos mi salame. Él la abrazo tan fuerte y con tantas ganas que sus burbujas se rompieron. Esa noche ella se confundió en Salame él en Chuletas, se hicieron prácticamente matambre y por poco quedaron hechos picles. A la mañana siguiente Chuletas se despertó y vio a Salame alejado.
Notó que sus burbujas se habían formado de vuelta.
Chuletas y Salame igualmente salieron a pasear por San Telmo y escucharon a las bandas de jazz y swing que tanto les gustaba. Por un rato se olvidaron que eran burbujas y se pusieron a bailar swing en un bar. La gente aplaudía contenta mientras ellos rebotaban entre sí.
Cuando salieron del bar era de noche, Salame le regalo un papelito a Chuletas que ella mantuvo en su mano.
De repente un viento fuerte sopló que Chuletas se voló. Salame empezó a gritar Chuletas!, Chuletas!, Chuletas.....y en un instante dijo con voz mas baja “pedacito de viento”.
Chuletas mientras volaba por Capital Federal leyó el papel que le había dado Salame.
Era un Epigrama decía:
Somos la pareja menos infinita y menos adánica que podría encontrarse en estos últimos 30 años de Historia.
Desde el punto de vista muscular apenas hemos hecho poco más que dos perros.
Desde el ángulo cultural hemos despertado bien pocas envidias.
Pero este amor nos ha devuelto mejorados al mundo y, entre nosotros, inolvidables.
Ahora vamos a hacer que alguien sonría o paladee un pedacito de dulce tristeza hablando de nuestro amor en este poema.
Chuletas logró aterrizar en algún lugar de Capital pero no se sabe donde. Pero cuando aterrizó su burbuja se rompió. Ahora sí podía subir al bondi sin problema. De Salame no supo más de lo que ella había guardado en su recuerdo.
Y Salame se puso una fiambrería, él tampoco era ya una burbuja.